Faltan cien días para que se acabe el último año de colegio. Y después viene lo feo. La Selectividad. Que son seis pruebas (matemáticas, lengua, filosofía, economía, inglés y geografía) las que me asustan son las dos últimas porque yo no soy bilingüe y todavía no sé donde queda Valladolid.
Acá me congelo. El invierno que nunca quería llegar, ahora llego y nos tiene a todos muertos de frió, con nieve hasta el cuello (si, estoy exagerando). Es que de verdad parecía extraño ya el calentamiento global que nos tenía con veintitantos grados en enero, cuando debería haber menos diez. Pero ahora llego el invierno y todo es normal.

Lo peor es que este año no tendré verano. Nada de arena y sol, el mar azul. En ciento cincuenta días más me voy al frió de Santiago del Nuevo Extremo. Así que dos meses de frío chileno en mi dosmilsiete. Nada de sofocante verano español, y nada de pasear por la topísima costa del sol andaluza. Julio y Agosto winter tour for the city (viteh que sí soy un poquito bilingüe). Y es preocupante, porque sólo serán dos meses, pero ya tengo nuevemilseiscientosveintitrés cosas que hacer. Los días se pasaran volando. Serán dos meses locos, no como los anteriores.
Ahora a esperar los meses locos nomás.