Cabra Chica Tierna

miércoles, agosto 24, 2005



Eva Luna
"Me llamó Eva, que quiere decir vida, según un libro que mi madre
consultó para escoger mi nombre. Nací en el último cuarto de una casa sombria
y crecí entre muebles antiguos, libros enlatín y momias humanas, pero eso no
logró hacerme melancólica, porque vine almundo con un soplo de selva en la
memoria."


Así comienza, el cuarto libro de Isabel Allende escrito en 1984.


Lo acabo de terminar, y creó que realmente dejó una majamama en mi cabeza. Un final inesperado y apresurado; personajes sin sentido; una historia que comenzó como algo y termino de una manera completamente distinta.


Me siento decepcionada. Admiro a Isable Allende desde que abrí las primeras hojas de "La Casa de los Espíritus" hace ya dos años. Luego exploré con ella la selva amazónica en "La Ciudad de las Bestias". Pero ahora en esta, la tercera novela que me deboro en un siantiamen, me sentí defraudada.


Todo partió perfecto, era la fascinante historia de una niña cuenta cuentos. Perp errepente salió de la nada la vida de un austriaco, o polaco, o aleman... ya ni me acuerdo. todos esos europeos rubios parecen iguales.


Mientras leía todo se me confundía, no sabía ni en que país de América Latina estaba ambientada la novela; estos enjambres de culturas salidos de la misma madre tienen la misma historia llena de dictadores, guerrilleros e indios; lo único que cambia es el acentico español, el nombre de los indios y el de los dictadores.


En el libro se hablaba de una selva, pero en Chile no hay selva...(raro)... Se describían calles y situaciones de Santiago...pero cuando busque Eva Luna en el Google, en alguna parte salió que estaba ambientada en Venezuela. ¿Venezuela? No me gustó pensar que era Venezuela. Entonces: ¿Qué puto país se imaginó Isabell Allende?...Hoy la profesora digo que era Chile...¿En qué Chile estaba pensando?.


Mientras leía había algo que no podía entender: ¿Qué relevancia tendría el europeo rubiecito en la vida de Eva Luna?... ¿Qué pretende Isabel Allende?... Cuando lo intuí, me dieron ganas de cerrar el libro de pura indignación con mi imaginación por adelantarme el final, sin embargo guardaba la pequeña esperanza de que yo estuviera equibocada y Isabel Allende no hubiese cometido el error de mostrar el final de la obra en el segundo capítulo. Pero lamentablemente, llegó el final y era exactamente igual al que yo creía, aunque detestaba esa idea. Además en las últimas hojas todo acontece tan rápido que la emoción que esperaba para ese momento, se esfuma como nieve, dejandome con que la parte que creía que salvaría el libro se convierte en una carrera y en algo tan predecible como que la nieve se derritirá. Es como sí a la autora la estuvieran apurando y se puso a ecribir un montón de cosas para terminar luego.


Cuando terminé el libro me sentía desepcionada, desilucionada. Quería patearlo.

Sin embargo a pesar de todo, sigo admirando a Isabel Allende. Por las siguientes razones:

  • Es Chilena (prefiera la Industria Nacional).
  • Ese realismo-político-mágico-natural que presenta en sus libros: Algunos dicen que se parece a Gabriel García Merquéz, y es verdad. No sé sí es bueno o es malo. pero así es.
  • Es Periodista: No sé porque pero los únicos periodistas que toleró son los que no se dedican al periodismo.
  • No vive en Chile, pero escribe de Chile: Aunque ella no viva aquí. No deja de escribir sobre su patria.
  • Hay dos cosas tabú que siempre han estado en sus libros: sexo y política.

El día que esto deje de cumplir ests requisitos, la seguiré admirando, porque he creado una relación simbiótica con la sobrina del ex-presidente. Lo siento. No puedo vivir sin leer a Isabel Allende.

A pesar de todo, sí alguien me lo pidiera, le recomendaría el libro. Léalo, igual es una buena historia, un buen fundamento, aunque mezclado con cosas inexplicables. Inexplicables, como su autora, Isabel Allende.

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¿y esta?

Ésta es una Violeta Millaray, nada más. Ya la vio de frente, ahora la verá de perfil.

la señorita dueña

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